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¡Ni se te ocurra! Lo que NO tenés que hacer como turista

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Viajar es un momento de aprendizaje único y pocas cosas resultan tan educativas y placenteras como lanzarte a la ruta y aterrizar en un lugar completamente desconocido. Ahora bien, existe para los viajeros una norma antigua y bastante conocida: aquella de “Adonde fueres, haz lo que vieres”. Sin embargo, habitualmente “caemos” en un sitio, agarramos la cámara y el bolso y salimos a recorrer sin más. Y así nos va, claro.

¿Por qué decimos esto? Porque, a menudo, cada lugar tiene sus tiempos, sus costumbres, sus modos de vivir la vida. Y si tu idea al viajar es aprender de ese recorrido, más vale que vayas con la cabeza y el corazón abiertos y atentos para no meter la pata. Para ayudarte en esa experiencia, aquí  te pasamos algunas cosas que aprendimos viajando por la Argentina y que tal vez te sirvan en tu próximo viaje. ¿Empezamos?

Fotografías: ¿sí o no?

Los habitantes de las grandes ciudades estamos muy acostumbrados a retratarlo todo y –especialmente tras la llegada de los teléfonos inteligentes- hacemos fotos a rabiar y las subimos de inmediato a todas nuestras redes. Pero, atención: las personas que viven en los lugares que visitamos no son parte del paisaje y no tienen por qué prestarse a nuestra vocación por el retrato. Especialmente en el norte y sobre todo en las comunidades originarias, las fotos no son bienvenidas. Llegado el caso, preguntá con amabilidad si aceptan ser retratados. Con las comunidades mapuche del sur suele suceder otro tanto: no les agradan mucho las fotos asi que consultá antes de hacer “Click”.

Animales bravíos

Algunos de los bichos con los que nos topamos en nuestros viajes son encantadores pero, atención: ni se te ocurra acercarte mucho. ¿Un clásico? El picotazo de los pingüinos. Si bien en todas las pinguineras se avisa a los visitantes que no se acerquen a los nidos ni toquen a los animales, muchos desoyen la advertencia y terminan lastimados. ¿Otro clásico? El “ataque de las llamas”. Si estuviste en el norte sabrás que las llamas son hermosas y sobre todo cuando van ataviadas con pompones de colores, piden a gritos una foto. Tené cuidado, porque además de escupirte podés –llegado el caso- terminar con un mordiscón. Y todo esto para no mencionar a un “malevo” inesperado: el coatí. Sí, como lo leés. Sucede que los adorables coatíes que salen a recibirte en el Parque Nacional Iguazú  se han malacostumbrado y creen que todo visitante debe darles de comer. Así las cosas, varios turistas han visto cómo los coatíes se abalanzan sobre ellos o sobre sus bolsos en busca de “algo rico que comer”. Conclusión: nada de alimentar a los animalitos y atento a los coatíes.

 

Vestidos para la ocasión

Si vas al norte o al litoral en verano, ni se te ocurra pensar que hará calor extremo y que con un par de remeras y dos bermudas ya estás perfectamente equipado para viajar. ¡Nada que ver! Tanto en Salta como en Jujuy, por ejemplo, la amplitud térmica es tal que durante el día podés haber estado muerto de calor pero en cuanto el sol se oculte tras las montañas te vas a poner a tiritar. En el caso de las provincias como Misiones, Corrientes o Entre Ríos, el dato de que son regiones calurosas puede hacernos perder de vista algo central: la necesidad de protegernos del ataque de los insectos. Entonces, ni se te ocurra llevar sólo pantalones cortos y prendas sin mangas, porque para las excursiones sólo un buen par de pantalones y camisetas de mangas largas van a mantenerte a salvo de picaduras de todo tipo.

¡No toques nada!

¿Vas a un parque nacional? Entonces, ni se te ocurra llevarte ni dejar nada. Por si no lo sabías, los parques nacionales y reservas son áreas protegidas en las que todo –desde una piedra hasta una planta, desde los animales hasta los árboles- son bienes naturales protegidos por la ley. Por lo tanto, no podés irte del parque llevándote nada de lo qua hay allí (por pequeño que sea) ni tampoco dejar nada en el lugar.

 

Alerta, sol patagónico

Uno, cuando piensa en la Patagonia y en invierno sólo piensa en cuidarse del frío. Error: en la Patagonia el sol y el viento son otros factores a tomarse muy pero muy en serio. Por eso, si estas vacaciones de invierno planéas poner rumbo al sur, ni se te ocurra olvidarte el protector solar (factor de protección 50 como mínimo) ni de llevar una buena crema hidratante para la cara y las manos. Tu piel, agradecida.

Ante todo, respeto

¿Vas a participar de alguna celebración religiosa como fiesta de la Pacha Mama, la fiesta de la  Virgen del Valle o la Cabalgata de la Difunta? En ese caso, ni se te ocurra tomarte a  broma o mostrar poco respeto frente a lo que veas o escuches. En toda fiesta devocional se juega la fe y las creencias de muchas personas y la mejor actitud frente a eso es el recogimiento y la observación. Si nadie toma fotos, vos tampoco lo hagas. Y, sobre todo, imitá el comportamiento de los que comparten con vos la experiencia. Esto es valido no sólo para los festejos de carácter religioso y se extiende también a ciertas prácticas más cotidianas. Por ejemplo: para wichíes y qom el bosque es sagrado y para entrar en él hay que pedirle permiso. Mostrate atento y respetuoso de todas estas tradiciones y vas a ver cómo un mundo desconocido –y maravilloso- se abre frente a tus ojos.

 

 

 

 

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