
Ideal, idealísimo, para chicos (bueno, sí: ¡Y grandes!). Aquí se les enseña a los monos Carayá a ser, de nuevo, monos.
Por suerte, en nuestra sociedad ya se cambió el chip (o estamos en eso). Ver animales enjaulados es algo de otro tiempo. Hoy conseguimos entender que ellos tienen derechos y que hacer mejores condiciones de vida para ellos es nuestro deber. Estamos en La Cumbre, Córdoba, y luego de subir por un camino en ascenso con una vista hermosa de los alrededores, donde todo es naturaleza pura (no te alcanzan los ojos para ver las mariposas, los caballos pastando, los cardos en flor) llegamos al lugar en el que Proyecto Carayá consiguió darle un refugio a estos monos que todavía deben sufrir los caprichos de algunos humanos.

En esta reserva, podés verlos ahí, a centímetros, haciendo sus monerías, yendo y viniendo, andando en libertad. Las guías te llevan por los distintos espacios y te cuentan sobre su procedencia; la mayoría viene del tráfico ilegal, de casas en las que los tuvieron hasta que se dieron cuenta de cómo aullan y ahí recién entendieron que no son animales para vivir en cautiverio: los monos carayá son los animales más bochincheros del planeta y si en tu visita te toca escuchar a uno vas a entender por qué.
Pero basta de chácara y mirémoslos a ellos, que son las estrellas:


Se paga una entrada de $250 pesos, que sirve para mantener el lugar, que no recibe ayuda del Estado.

Tuvimos la suerte de ver monitos bebés, prendidos a las panzas de sus madres o a los lomos de sus niñeras (sí, las monas tejen redes y crían en grupos) ¿No son una ternura?
Las fotos son de Adrián Kaplan Krep (Instagram: @_doska)
La Reserva está sobre la Ruta Provincial E66. A 11 km de La Cumbre (que tiene mucha oferta gastronómica y hotelera, así que podés hacer base ahí sin problemas).
Si querés más info: facebook.com/pg/proyectocaraya