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Hoteles vs casas particulares: La guerra continúa

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Foto: @AirbnbDeArgentina / Facebook

Por Quena Strauss

En un mundo todo sonrisas, paseos, buena mesa y disfrute, también hay guerras y de lo más encarnizadas.  La de hoy enfrenta a hoteles y hospedajes tradicionales contra las plataformas al estilo de AirbnB. Aquí te contamos por qué se enfrentan y qué dice cada quien.

A los hoteles ya los conocemos. En ellos todo el mundo sonríe, es amable, responde con cortesía y se esmera por atendernos cual príncipes cuando los visitamos.  Claro que los precios por alojarse en ellos suelen ser igual de “principescos” y la verdad es que al cabo de algunas cuantas experiencias todos los hoteles terminan siendo más o menos lo mismo: saludos, sonrisas, cling, caja. Y siempre la incómoda sensación de que a los empleados les da exactamente lo mismo atenderte a vos o a cualquier otro. Lo que se dice, “nada personal”.

Frente a esto, en noviembre de 2008 una nueva experiencia de alojamiento veía la luz. ¿La idea? Que todos pudiéramos transformarnos en anfitriones para recibir en nuestra casa a visitantes de todo el mundo, a cambio –desde ya- de una suma de dinero. Y esto que comenzó hace casi diez años hoy es un verdadero fenómeno que está realmente revolucionando las reglas del hospedaje. Se llama AirbnB, cuenta con una comunidad de 2 millones de usuarios, ofrece alojamiento en 81.000 ciudades alrededor del mundo y en más de 191 países. Según dicen la comunicación oficial de esta plataforma, eso es “más de lo que pueden ofrecer juntas las 5 principales cadenas hoteleras”.

Exponente (como la aplicación Uber y otras por el estilo) de la llamada “economía colaborativa”, en este caso es la confianza, la practicidad y sobre todo la posibilidad de huésped y anfitrión salgan ganando en más de un sentido lo que está detrás de este fenómeno que ya comienza a preocupar seriamente a los hoteles tradicionales. ¿Por qué? Pues porque con Airbnb no sólo se puede viajar más barato sino también más lindo. Por la misma plata que hubieras gastado  por una semana de alojamiento en un hotel 3 estrellas de París podés, por caso, alojarte casi el doble de tiempo en un cuarto con vista al corazón de Montmartre. Y, ¿quién se perdería eso?

Por otro lado, en todos estos años de experiencia la plataforma no sólo ha ido creciendo sino también ganando en conocimiento y  seguridad. Tanto los huéspedes como los anfitriones son evaluados, cada experiencia es calificada una vez terminada la estancia y además hay seguros de hasta un millón de dólares para los que alojan a viajeros en sus casas. Además, la plataforma también analiza los antecedentes financieros y hasta policiales de cada huésped para minimizar los riesgos. Y, como para tentar a quienes quieran oficiar de anfitriones y rentar un cuarto o una casa entera, el sitio de Argentina tienta con un estimado de ganancia por demás suculento: habla de más de $ 50.000.

Ahora bien, ¿qué hacen las cadenas hoteleras y los alojamientos convencionales frente a este nuevo estado de cosas? Si bien la primera reacción fue el asombro y después la queja (“esto es competencia desleal”, protestaron aquí, en Europa y en Estados Unidos) hoy parecen más dispuestos a tomar nota de los logros de sus rivales y hasta tratan de imitarlos.

Desde luego que, en el proceso, siguen insistiendo con que la plataforma compite deslealmente con la hotelería convencional porque no cumple con los mismos requisitos, no responde legalmente como sí lo hace un hotel en caso de inconvenientes  ni paga los mismos impuestos. Por eso en Francia, por caso, los hoteleros pidieron un tope para los días de alojamiento en casas particulares (no más de 120) y además que se hiciera un registro oficial de los particulares que rentan cuartos.

Esta demanda  llegó a la justicia en julio del año pasado y los hoteleros aseguraron que la situación era a todas luces injusta. ¿Un solo ejemplo? En la localidad de Millau, al sur de Francia, cada año se celebra la Fiesta de los Caballeros Templarios y la localidad “explota” de gente. Hay sólo 600 plazas hoteleras y, ahora, también 500 plazas más en casas particulares. Y frente a esto, claro, los hoteleros están que trinan.

Anfitrion AirBnB

Así y todo, los alojamientos tradicionales también entienden que hay en Airbnb mucho por imitar. El contacto más fluido y cercano con los huéspedes es una de esas cosas, y tan es así que muchos hoteles de las grandes cadenas están entrenando a su personal para ese “approach” menos profesional y más amable con su clientela, al estilo del que tienen los anfitriones de Airbnb con quienes se alojan en sus hogares.

¿Entonces? Lo de siempre: todo depende de los viajeros y viajeras, y de sus necesidades, presupuestos y expectativas. Así, quienes busquen un servicio 24 horas, con todo previsto y garantizado seguramente optarán por un hotel y pagarán (bastante más)por ese nivel de atención.  Para viajar con chicos o buscando olvidarse de todo, convengamos, un hotel con todas las letras es “la” opción porque todo se resuelve con sólo levantar el teléfono.

Quienes, en cambio, prefieran ahorrar más, disponer de mayor libertad y aprovechar al máximo las ventajas de ser recibido en cada ciudad del mundo por un verdadero habitante de ese sitio seguramente optarán por la plataforma.  Por eso, en vez de hacer foco en la polémica, mejor aprovechemos las ventajas. Nosotras preferimos reescribir la frase aquella y decir que “a río revuelto, ganancia de exploradores”. ¡Y todo el mundo contento!

¿Sabías que…

Al no pagar por persona sino por noche, Airbnb es ideal para viajar en grupos de amigos y disfrutar de una divertida convivencia mientras ahorrás para seguir recorriendo juntos?

 

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