
En 2019, 11 localidades de Patagonia pasaron a estar integradas en un corredor turístico alucinante e ideal para disfrutar en verano. Se lanzó en la FIT 2019 y es un verdadero imán para los viajeros . Aquí, un adelanto y una certeza: no podés dejar de visitarlo.
Imaginate ahi, con los Andes de fondo, todo el verde a tu alrededor, ríos y arroyos glaciarios corriendo transparentes y, para mejor, el verano encendiéndose en flores, árboles y también un montón de actividades al aire libre que –si visitás la zona en invierno- obviamente no podés hacer a raíz del frío y de la nieve. Pero ahora que las bajas temperaturas quedaron atrás y todo vuelve a renacer, nada como este paseo a lo largo de 300 kms por la Ruta 40 para redescubrir el encanto de la Patagonia en modo verano. Pensá que toca tres parques nacionales, un monumento histórico nacional (La Trochita) y atraviesa áreas protegidas que te van a dejar con la boca abierta y el corazón, a todo galope.

El viaje en auto toma unas cinco horas, pero desde luego que si vas en plan recorrido tranqui podés extender la experiencia. Sobre todo porque pueblitos divinos hay de sobra! Son, en total, once localidades: dos en Rio Negro y nueve en Chubut. Las rionegrinas son El Manso y el mítico El Bolson, algunos de cuyos rincones más lindos ya te comentamos en esta nota. ¿Te acordás? https://descubrirturismo.com/bolson-la-comarca-se-renueva/
Ya en Chubut, el paseo sigue por El Maitén, El Hoyo, Lago Puelo, Epuyén, Cholila, Gualjaina, Esquel, Trevelin y Corcovado. Pero lo mejor de este nuevo recorrido por la famosa Comarca Andina es que suma localidades de Chubut que –aunque a menudo no tan célebres como Trevelin o Esquel- también tienen mucho y hermoso para mostrar y hacer. Por ejemplo: kajakismo, rapel, parapente, bush flying (son vuelos en aeronaves no comerciales, con despegue y aterrizaje en zonas que no son aeropuertos, lo que te asegura conocer desde el aire paisajes impresionantes) y un clásico del sur como es el rafting en gomones. Asi que si todavía no viviste la experiencia de bajar los rápidos de algun río patagónico paleando en grupo de amigos, puede que el verano 2020 sea una buena oportunidad.
La propuesta del Corredor de los Andes es sobre todo para los y las amantes de la adrenalina y de las vacaciones activas, ésas de pasarse los días subiendo, caminando, cabalgando por los valles, andando en kajak o intentando algun deporte nuevo como el canopy o el vuelo en avioneta. Pero, nobleza obliga, digamos también que estos casi 300 kilómetros de andanzas ofrecen buenos momentos para los que busquen algo más tranquilo y reposado. Para ellos- especialmente en Chubut- hay una alternativa muy buena que es la pesca de trucha con mosca, embarcados o no. También el trekking está a la orden del día y es especialmente tentador en enero porque el colorido de la Patagonia en esta época del año es impresionante. Está todo verde y florecido, y los lagos y senderos son una verdadera fiesta para los amantes de la naturaleza y de la fotografía.
En la zona de Esquel, además, se organizan caminatas hasta el cerro La Torta, para ver los fabulosos túneles de hielo que se forman en verano cuando el calor comienza a hacer de las suyas y el hielo comienza a convertirse en corredores que se pueden visitar y que ofrecen la extraña sensación de estar visitando una catedral transparente donde la luz del sol hace un verdadero “show de luces” al atravesar el manto helado. En esta nota ya te contamos algo sobre esa maravilla.
Otro atractivo del Circuito de los Andes es la faceta cultural y, sobre todo, gastronómica. No olvidemos que ésta es la tierra de los frutos rojos, de la torta galesa, de las truchas, del cordero y de una de las mejores cervezas artesanales de todo el país, porque en la Patagonia se da un lúpulo impresionante que da origen a cervezas también únicas. Justamente por eso otra de las “patas” más sólidas de esta propuesta pasa por aprovechar en recorrido para saborear delicias regionales como el cordero o sabores tan únicos como el merkén, un picante autóctono propio de la cocina mapuche. ¿A qué se parece? Como está elaborado con un ají llamado ají cacho de cabra, al que se lo seca, se lo ahúma, se lo muele y se lo mezcla con sal, el resultado es un aderezo parecido a nuestro ají molido pero más intenso y con un dejo a humo que es la locura.
Claro que esto no es todo, porque como estamos en una región de clara impronta galesa, a la hora del té la huella de los pioneros dice presente y se impone uno de esos contundentes tés en los que se mezclan dulce con salado, masas venidas de Europa con frutos locales convertidos en dulces tan exquisitos como el de calafate. En Trevelin es posible vivir esa experiencia y bajar dos cambios en medio de una recorrida en donde la acción y los paisajes son los que definitivamente mandan. ¿Viste? Al final, el Circuito de los Andes deja contento a todo el mundo y, lo más importante de todo: te da todos los pretextos para volver a visitarlo.