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Destinos energéticos: Viaje al misterio

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Foto: @SecretariaDeTurismoCapilladelMonte/Facebook

De Fabio Zerpa a nuestros días, los fans de los alienígenas han estado obsesionados con un cerro al que le atribuyen desde poderes especiales hasta la cualidad de ser visitado por viajeros de otras galaxias. Hablamos del Cerro Uritorco, claro, un macizo enclavado en Córdoba hasta donde, año tras año, turistas de todo el mundo se acercan a ver “de qué se trata”.  Sin embargo, éste no es el único destino elegido por los fanáticos de la posible vida en otras galaxias o bien por la gente interesada en explotar todo lo que refiera a lo energético, místico o extra sensorial. Aquí, un breve paseo por el mapa de esas búsquedas.

 

Cerro Uritorco

Es imponente, se alza sobre el horizonte en Capilla del Monte (son casi 2.000 metros hasta la cumbre, en pleno Valle de Punilla) y es real que todo el aire de la villa ya predispone para lo mágico y lo no habitual. Por ejemplo: a lo largo de toda la avenida principal hay locales de sahumerios, talismanes y “pirámides de protección”, además de muchos negocios que ofrecen desde amuletos hasta literatura dedicada al tema ovnis. Sucede que muchos viajeros interesados por la ufología y la denominada Nueva Era viajan especialmente a este lugar donde se asegura que ha habido “avistamientos”.

El cerro, cuyo nombre en quichua significa “cerro de los loros” por la enorme cantidad de loros barranqueros que habitaban sus laderas, era considerado sagrado por los pueblos originarios. Pero desde mediados del siglo XX comenzaron los rumores que hablaban de luces extrañas apareciendo en el lugar. Algunos investigadores señalaron que en realidad esos destellos podían vincularse a la clase de minerales presentes en la montaña, pero otros siguieron convencidos de que el sitio era en realidad un lugar de aterrizaje de ovnis. Más aún: hasta hoy pervive la leyenda de una ciudad subterránea, oculta en el interior del cerro, llamada Erk. Pero más allá de todas estas creencias,  con o sin ovnis algo es real: el aire, el sol y el paisaje serrano del lugar valen la pena una visita.

 

Cuevas de Ongamira

Foto: Jofrigerio Wikimedia Commons

Tierra de comechingones, la zona de Ongamira en Córdoba es otro sitio cargado de leyendas y visitado por viajeros en busca de energía y de historias. ¿A dónde van? Sobre todo a visitar un cerro, el Colchaquí, y por una razón. Según cuenta la historia, y como represalia al asesinato de un español en tiempo de la conquista, los aborígenes fueron acorralados en el cerro y, para no ser atrapados, se arrojaron al vacío. Hombres, mujeres y niños se precipitaron desde la altura y por eso alguna vez el poeta Pablo Neruda, de paseo por la zona, afirmó que ése era “el lugar más triste del mundo”. No lejos de allí se encuentran las célebres Cuevas de Ongamira, en donde no sólo hay petroglifos (dibujos en la piedra) sino también un paredón adonde los antiguos hacían peticiones a sus dioses. Muchos visitantes se toman entonces algunos minutos para revivir el ritual, de cara a la pared, apoyando manos y frente contra la piedra y conectándose con toda la energía del lugar.

 

El Bolsón

También aquí, en El Bolsón, hay un cerro –el Piltriquitrón, o “cerro rodeado de nubes”, como se lo llama en la lengua originaria- que parece estar ahí sobre el horizonte para supervisarlo todo. De hecho, los bolsonenses nativos o por adopción te repiten, apenas llegás, que si tu idea es quedarte a vivir en ese lugar de belleza increíble habrá que esperar a pasar el primer invierno. Si superás la prueba podés quedarte. Caso contrario habrá que irse porque significa que el cerro no te aceptó. Como fuere, lo cierto es que hoy y desde hace décadas El Bolsón es la meca natural de los que buscan reactivar sus energías y escapar de la locura de la ciudad. Hay pues desde centros de meditación y yoga hasta espacios en donde probar toda una batería de terapias naturales, masajes de todo tipo (en sitios como el Centro Lumina, por caso, se dan sesiones de masaje tailandés, entre muchos otros) y prácticas no convencionales que van desde la lectura del aura hasta el “baño de gong”. ¿Qué tal?

 

Bosque energético

Queda en Miramar, sobre la ruta 11, en la provincia de Buenos Aires. A simple vista, no se diferencia mucho de cualquier otro pinar bonaerense, pero éste tiene una particularidad que lo hace único: una energía que, por ejemplo, hace que en caso de poner dos ramitas cruzadas en forma de T (una clavada en la tierra, otra atravesada sobre ésta) la segunda se mantenga en su sitio, oscilando apenas pero sin caer (también podés hacer el experimento usando tu índice como base).

Hasta hoy no se ha podido explicar qué es exactamente lo que sucede en ese lugar, pero lo real es que cuando el sitio está en calma y no muy lleno de gente (hay que ir en la semana y fuera de temporada, de preferencia) hay una “vibra” particular en el aire. Algunos visitantes aprovechan para abrazarse a los árboles, otros meditan y otros simplemente se entretienen jugando con lo que llaman “los palitos”, esas ramas que no pierden nunca el equilibrio. Asombroso, ¿no?

 

¿Sabías que…

en Cachi, Salta, existe una pista de aterrizaje para ovnis? Según su creador, el suizo Werner Jaisli, los mismísimos extraterrestres le pidieron “telepáticamente” que la construyera. Es una estrella de 36 puntas y tiene 48 metros de diámetro.

Acá podés leer más sobre eso:

En Salta hay un aeropuerto para ovnis ¿Lo sabías?

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