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Contigo a la distancia: llega la era del «turismo de lejos»

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En restos, plazas, bares y atractivos turísticos la clave es simple: cuanto más alejados, mejor. Acá te contamos sobre algunas de las formas en las que el turismo se sube a la movida.

¿Tu temor es no volver a viajar nunca más? ¿Tenés miedo de que la pandemia y las eventuales nuevas “pestes” te dejen sin tu pasatiempo favorito: viajar? Ante todo, calma. Porque si bien es cierto que (como ya te hemos adelantado en otras notas) la industria del turismo está sufriendo un golpe tremendo y nadie sabe a ciencia cierta cuándo vamos a poder volver a hacer las valijas, lo real es que mucho de lo que hoy pasa llegó para quedarse y el distanciamiento social es una de esas cuestiones. De ahora en más, como mínimo hasta que la vacuna llegue a la gente y siempre y cuando no se abra un nuevo horizonte de pandemia, la mejor manera de cuidarnos será tomar distancia. Del metro y medio de los inicios a los dos metros actuales, ya sabemos que alejarnos de otros es “la” manera de minimizar los riesgos. Algo que –acá y en el resto del mundo- los prestadores turísticos y gastronómicos ya aprendieron de memoria.

Cafés y restaurantes

En Paris, la gente volvio a los cafés con escudos de plástico como protección. En CABA no llegamos a eso pero con la reapertura de bares estamos yendo en la misma dirección. Para los casi 2.000 locales con habilitación para poner sillas y mesas en el exterior se estableció un protocolo que fija desde el uso permanente de tapabocas para camareros y clientes hasta la distancia entre mesas, la limpieza del lugar entre cliente y cliente, superficies y elementos de uso comun (saleros, servilleteros, palilleros) ausentes o bien rociados con alcohol a repetición y mucho más. Estas son apenas  algunas de las nuevas medidas en el sector que fue duramente golpeado por la cuarentena derivada de la pandemia de Covid 19. En el caso de los bares porteños, recientemente abiertos, la idea es que sólo haya mesas sobre la vereda –esto es, en el espacio público- mientras que espacios tales como terrazas y jardines no podrán habilitar mesas. Tampoco, desde luego, se puede poner mesas en espacios cerrados adonde el virus, se sabe, tiene más chances de diseminarse.

De este modo se espera poder tener un mejor control de la apertura de estos establecimientos, evitando las aglomeraciones y su corolario: los nuevos contagios. La incorporación de muñecos gigantes que le pongan un poco de gracia al distanciamiento social es otra tendencia. En el caso de los bares porteños, la distancia entre las mesas debe ser de dos metros y el máximo de comensales en cada una de ellas será de 4. ¿La separación entre comensales? La idea es que sea de al menos metro y medio o dos, y para eso se utilizan los muñecos: para asegurar la separación. En Paris usan no sólo escudos de plástico como muestra la imagen sino también gigantescos peluches y también maniquíes. Acá en Argentina la idea también se copió en Bariloche. Aunque, claro, en algunos sitios prescinden del peluche pero conservan el distanciamiento.

Museos y galerías de arte

Son una de las tantas instituciones que sufrieron el impacto del virus ya que en Argentina están cerradas desde marzo y en Europa y USA abrieron paulatinamente después de casi medio año a la sombra. ¿Y cómo lo hicieron? Con distancia, desde ya. Se separa todo: las personas, las visitas y el ingreso de los distintos asistentes. Hay pues turnos previamente acordados para cada galería, visitas programadas individualmente o  en grupos pequeños, muchos dispenser de alcohol en gel por todos lados, toma de temperatura previa al ingreso para todos los visitantes y una apuesta fuerte a lo digital como modo de seguir disfrutando del arte.  Algo parecido fue lo que hicieron en CABA y desde el 27 de julio las galerías porteñas: organizar las visitas según la terminación del documento, acordando a la vez visitas con turno previo y asegurando que cada visitante pueda mantener la distancia social durante el recorrido. Los museos, en tanto, siguen cerrados al menos en los lugares adonde el virus está descontrolado, como sucede en CABA y en el AMBA. De todos modos es posible realizar visitas virtuales a todas esas instituciones.

Atractivos turísticos

Parques nacionales y áreas protegidas también han caído bajo el peso de una pandemia planetaria. Con una ventaja: en el caso de los parques nacionales – y porque de lo que se trata en ellos es, en definitiva, de pasear y disfrutar del aire libre- la apertura fue más temprana (el 12 de junio) pero también  fue gradual y siempre con protocolos y medidas de restricción que terminaron afectando su recaudación.

En el caso del primer parque nacional en reabrir al público (el Lanin) lo hizo en esa primera instancia sólo para personas que vivieran cerca del lugar y no para turistas. Los parques nacionales Iguazú y Talampaya se sumaron a la movida más tarde, y el último en reabrir fue el PN Lago Puelo, en Chubut,  que lo hizo el 20 de agosto. Allí se puede hacer senderismo y caminata, pero –atención- siempre en grupos menores a las 10 personas. Para practicar muchas actividades en ese y otros parques todavía habrá que esperar pero la reapertura (aun cuando escalonada) no deja de ser una excelente noticia.

 

 

 

 

 

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